¿Los algoritmos educan a los más jóvenes?
- Marcela Fritzler
- 4 abr
- 5 Min. de lectura
Ser una persona inquieta y curiosa, me lleva permanentemente a buscar caminos distintos, a probar alternativas y embarcarme en desafíos, como docente y también como madre.

Sin embargo, nunca dejo de tener presente que las "novedades pedagógicas" no significan soluciones mágicas ni la respuesta adecuada en el variopinto escenario de enseñar y aprender de una sociedad cada vez más gaseosa (Royo, A., 2017) como en otras oportunidades hemos comentado.
Diseñar actividades digitales o proponer la creación de contenidos mediante los recursos que el ecosistema mediático nos brinda es muy atractivo y por ende, motivador si de jóvenes estamos hablando, pero implica ser doblemente responsables como adultos. La multimedia representa el patio o el parque en estos días, en el que juegan, conversan, participan y hasta aprenden las nuevas generaciones. De la misma forma (o con más precisión) si les mostramos la forma de conducirse, cruzar una calle o viajar en un transporte público, debemos estar atentos y acompañarlos en el uso de las aplicaciones digitales.
Esta reflexión que expreso -siempre que es posible- en mi ámbito personal y profesional, me obliga a estar informada, a leer y nutrirme de investigaciones realizadas por expertas y expertos en el tema.
En esta entrada quisiera compartir la charla que he mantenido en Buenos Aires con mi colega y amiga, Mariana Maggio, pedagoga, formadora docente, autora de libros, argentina, quilmeña, madre. Nuestro encuentro giró en torno a su último libro Crianza poderosa. Juntar fuerzas para educar en un mundo saturado de pantallas, de la Editorial Paidós (2025).

Este libro comienza con preguntas, con muchas preguntas: ¿Qué sucede cuando dejamos a las chicas y los chicos solos con las pantallas? ¿Cuántas veces fuimos nosotros quienes les dimos el teléfono celular para que no molestaran? ¿Quién los cuida mientras están ahí? ¿Por qué vivimos cada vez más encerrados y atrapados por las pantallas? ¿Eso es lo que elegimos para la crianza? ¿Vamos a educar nosotros o dejaremos que lo hagan los algoritmos? Y hay más... Pero luego de unas páginas de acumulación de dudas, comienza un viaje fascinante hacia otra crianza posible, sin prohibiciones pero con límites en temas de tecnología, y a la vez sin limitaciones en lo que tiene que ver con el mundo que hay alrededor y que muchas veces las pantallas apagan o postergan.
¿Por qué escribió este libro?
Mariana Maggio construye este libro desde la experiencia como docente, los años de enseñar tecnología educativa y de acompañar a los profesores en su desarrollo didáctico entre los artefactos digitales, pero fundamentalmente por haber vivido en primera persona ser madre conciliando lo laboral y lo profesional y como niña, viendo su propio crecimiento en el afán de descubrir el mundo.
"Todo un desafío sin caer en la nostalgia".
Así nos lo cuenta:
"mi editora me propuso escribir un libro que hablara de los cambios acaecidos después de la pandemia, de volver a la presencialidad, de cómo nos planteamos la educación en el aula y en el hogar a posteriori de tanta pantalla, casi obligatoria. Y no fue tan lejano, significó ordenar las notas que había venido tomando durante mucho tiempo y entender qué significa criar un joven en el tiempo de la multi-pantalla. Comprender la presencia de artefactos digitales emergentes en la cotidianidad y el acceso a la información, con un fuerte desplazamiento del diálogo educativo hacia la escuela.
Siento que se percibe una completa contradicción. Por un lado, se prohíbe o limita el uso de los móviles en la clase, se critica al docente por emplearlos como herramientas didácticas y por otro lado, son los mismos padres quienes compran los aparatos desde las edades muy tempranas o incluso utilizan, sin pausa, aplicaciones para rastrear la ubicación de sus hijos e hijas".
La conversación nos llevó a esa auto-reflexión necesaria:
"como adultos estamos presuntamente presentes con nuestro cuerpo, pero con los ojos puestos en la pantalla. No solo nuestros hijos, también nosotros, captados por la digitalización, con nuestras miradas y nuestras emociones enajenadas. Seres con los que no es tan sencillo conectar.
Sin buscar ser críticos con los padres, es un tema difícil de abordar. La vida nos enfrenta a situaciones de estrés, los adultos estamos sobrecargados, dependemos en gran medida de las pantallas por el trabajo, los estudios, las formas en que expresa el ocio. Todo eso hace que en el fondo nos convirtamos en avatares".
¿Desconectarse un rato?
"Como adultos tenemos que reconocernos como sujetos de una realidad que nos lleva a actuar bajo presión, más allá de los bueno o malo de nuestras condiciones de vida social y económica. Parar no es fácil. El mundo está en contra. Detenerse no está bien visto, y sin embargo parece ser uno de los únicos caminos posibles hacia el encuentro.
Renunciar a la fantasía de poder hacer todo y también a nuestro FOMO", ese miedo a perdernos algo cuando faltamos faltamos a un eventos social, en presencial o virtual. (De la Flor, C., 2024)
Se trata de poder detenernos y respirar, dejar de hacer, de mirarnos a los ojos y estar abiertos para conectar humanamente. Tal vez, por primera vez en mucho tiempo.
Recuperar lo cotidiano y expresar con sinceridad: ¡Quiero estar contigo!
En otras palabras, parar la pelota"
En Crianza poderosa la autora nos comparte su experiencia como profesora y como madre que nos acerca a la conciliación, en el hogar y en el trabajo. Nos invita a tomar conciencia y consciencia de la realidad que atravesamos y buscar ese tiempo de calidad. "Cuidar/te...es ahora".
Según Mariana Maggio se trata de encontrar "una construcción hipotética, una media hora por día, un espacio de compartir una anécdota, una comida, un juego sencillo, una serie para hablar, crear el vínculo educativo. Incluso recuperar el afuera, las plazas, los lugares públicos, un museo".
Es decir, responsabilizarnos para comprender qué les pasa, qué piensan, cómo se sienten. "La diferencia la hace la decisión de detenerse, dejar de hacer dos o tres cosas al mismo tiempo y abrirse a la escucha y la conversación. Luego viene saber esperar y no avasallar, escuchar sin juzgar, interactuar desde la comprensión, traer las riquezas de nuestras experiencias, saber narrar, aportar criterios, agregar complejidad. No delegar la educación en los algoritmos ni pretender que la escuela sea el único ente educativo".
La negociación permanente
Crear condiciones para conversar, co-crear, "involucrarnos en experiencias a través del juego, la lectura, el encuentro con objetos culturales contemporáneos y diversos", aunque medie la intervención de un artefacto digital.
Hacernos cargo de la realidad, saber

decir que no y poner límites.
Asumir que "las múltiples caras
de las inteligencias artificiales generativas están alterando las formas que se produce el conocimiento, se trabaja, se expande la vida y nuestras cabezas serán de alguna manera más artificiales.
Tiendo a pensar que lo más humano que nos queda es el cuerpo, en toda su posibilidad. No transformarnos en avatares. Descubrir espacios para interactuar, viajar, pasear, conectar el movimiento, el abrazo y el diálogo, la solidaridad , la disposición abierta al aprendizaje".
Montar un puente entre el hogar y la escuela para "alentar en los chicos experiencias de diseño y transformación, que empujen la creatividad y las ganas de construir un mundo mejor, empezando por la realidad más cercana".
La charla cierra con el propósito de lograr "un tiempo de encuentro profundo para la crianza y la educación como un camino de un futuro humano para ellos, que son nuestro mejor sueño en realidad".
Compartir universos con, por y para nuestros jóvenes.
La invitación está escrita. ¿te sumas a la conversación para juntar fuerzas y educar en un mundo saturado de pantallas?
Referencias.
De la Flor, Clara (2024) Fomo vs Jomo. Audio-.Revista Punto y Coma. Nº 111. Madrid.
Maggio, Mariana (2025) Crianza poderosa. Juntar fuerzas para educar en un mundo saturado de pantallas. Editorial Paidós. Buenos Aires.
Royo, Alberto (2017) La sociedad gaseosa. Editorial Plataforma. Barcelona.
Excelente nota sobre un tema central entre padres, maestros y chicos. En las clases de arte para niños, las pantallas son un excelente recurso como banco de imágenes e inspiración. El desafío que se nos presenta a los docentes es como establecer conexiones creativas con esas pantallas. Aunque por experiencia entre los chicos la creatividad se da naturalmente.